Nuestro bienestar físico y emocional, así como el mantener un estado óptimo de salud depende directamente, entre otros factores, de la calidad de los alimentos que tomamos. De ahí que sea de vital importancia el introducir en nuestra dieta la mayor cantidad posible de alimentos orgánicos, esto es, que proceden de cosechas orgánicas en las cuales no se han utilizado ni pesticidas ni fertilizantes químicos.
Las frutas y verduras que se han cultivado conforme a la agricultura biológica tienen garantizado, al menos, el que no están tan contaminadas como las que habitualmente encontramos en el mercado.
Digo esto, porque desgraciadamaente el planeta y con él sus tierras y aguas han llegado ya a un estado tal de contaminación que no se puede en realidad garantizar que ningún cultivo esté libre completamente de productos tóxicos.
Sin embargo, aun siendo así, los productos biológicos contienen más vitaminas, minerales y enzimas que aquellos que se obtienen en tierras agotadas y habiendo usado abonos químicos. Por tanto, la capacidad curativa y nutritiva de estos vegetales orgánicos está prácticamente intacta.
Ahora bien, es importante señalar que a la hora de elegir qué productos orgánicos comprar hay que ser cautos y asegurarnos de que realmente proceden de la agricultura orgánica para no caer en estafas y, sobre todo, para no permitir que jueguen con nuestra salud consumiendo algo que creemos exento de venenos y con toda su capacidad nutritiva, cuando lo que estamos ingiriendo es en verdad el mismo producto que podríamos haber adquirido en el mercado y a menor precio.