LAS SALES MINERALES

Algunos minerales forman parte de la estructura del organismo, por ejemplo, del sistema óseo.
Otros minerales controlan la coagulación de la sangre o las funciones muscular y nerviosa.

Los alimentos con mayor contenido de sales minerales son las frutas y las verduras, especialmente en su estado crudo. De hecho, los minerales que proceden de los vegetales se aprovechan y asimilan muy fácilmente.
El no consumirlos da lugar a carencias que hacen que se frenen las reacciones metabólicas.

Hay minerales que se necesitan en grandes cantidades como el calcio, el potasio o el sodio.
Otros minerales, denominados oligoelementos, se necesitan en menores cantidades, como el cobre, el cinc o el selenio, siendo incluso peligroso consumirlos en grandes cantidades.

Los minerales, además, no actúan de manera aislada. Así, tenemos al calcio y al fósforo que conjuntamente intervienen en la formación de los dientes y de los huesos.
El hierro, el cobre y el cobalto están relacionados con la formación de glóbulos rojos.

La carencia de sales minerales puede producir problemas en el organismo, en especial la de calcio, hierro, yodo y, en menor medida, el magnesio, el cinc y el flúor.